Ventajas e inconvenientes del pladur y el ladrillo
Lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de elegir un material u
otro es la facilidad de transporte. El pladur, al tratarse de placas de
gran tamaño dificulta mucho su montaje en la planta alta de un edificio,
por ejemplo, ya que no cabe en los ascensores. Sin embargo el ladrillo,
aún pesando más, cuenta con una mayor facilidad para su transporte en
este sentido, aunque tampoco debemos olvidar la cantidad de materiales
auxiliares que trae consigo el ladrillo (sacos de cemento, paletas,
arenas...).
Después del transporte, hemos de pensar en la
instalación del material. El pladur te ofrece una instalación mucho más
limpia que la del ladrillo, que genera muchísimos escombros mientras se
está colocando (restos de morteros, trozos de ladrillos, sacos...). El
pladur disfruta de una gran ligereza y rapidez en su ejecución, algo que
no podemos decir del ladrillo, que se tarda mucho más en instalar.
Además, al finalizar la instalación del pladur la pared queda
completamente lisa y plana, lista para pintar, lo cual agiliza muchísimo la
obra. El ladrillo, sin embargo, después de ser montado, aún necesita una
capa de yesaire para conseguir un acabado correcto. Esto, sumado a la
lentitud con la que se coloca, hace que la obra sea muchísimo más larga
que la del pladur.
El ladrillo sí que ofrece en contraposición al
pladur una mayor resistencia. El pladur es un material mucho más frágil
que plantea problemas a la hora de colgar cuadros, estanterías... y
precisa de reforzamientos en las zonas en las que se haya planificado
que se pondrá peso.
Por último, destacar las grandes ventajas que aporta el sistema de
cartón-yeso en cuanto al aislamiento termoacústico. No tanto en cuanto
al aislamiento térmico, como en el acústico, que nos ofrece
la grandísima ventaja de proporcionar aislamiento a bajas frecuencias,
gracais a sus propiedades de “membrana”, lo que no es posible conseguir
con el ladrillo.